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Las empresas están buscando una nueva forma de relacionarse con los clientes y, para poder hacerlo, necesitan contar con la plataforma de IT que se lo permita, una plataforma ágil, dinámica y que favorezca la convivencia entre el desarrollo y la infraestructura, y entre tecnología y negocio, sin perder su esencia. Descubramos cómo
Hoy, todas las empresas están expuestas al riesgo de disrupción por parte de un nuevo modelo de negocio. El tiempo de llegada al mercado es crucial para aportar valor con mayor rapidez y mejor que la competencia. Su infraestructura de IT no solo debe permitir que la empresa siga funcionando con las aplicaciones tradicionales, sino que también debe ser un motor de valor mediante toda una nueva generación de aplicaciones y servicios que impulsan los ingresos. Para alcanzar el éxito en la Economía de las ideas, las empresas deben:
Desgraciadamente, la mayoría de las empresas todavía están encorsetadas en modelos tradicionales de IT, que son, a la vez, rígidos y complejos, que conllevan unos recursos sustanciales y la necesidad de gastar millones para ofrecer nuevos servicios. La complejidad de estos centros de datos inhibe la innovación y aumenta los costes, en particular a medida que crecen las exigencias sobre la IT. Para implementar una nueva aplicación, se debe establecer una configuración compleja, que después se someterá a pruebas y se implementará, proceso que puede llevar semanas o meses. De la misma manera y para implementar un cambio, se deberá trabajar con diversos miembros de los diferentes equipos, con diferentes configuraciones de hardware y con herramientas de gestión dispares, todas ellas con cierta tendencia a aumentar los tiempos, los retrasos y los errores.
Según IDC, se requiere una media 160 días para implementar la infraestructura de una nueva aplicación, incluidos servidores, almacenamiento y capacidades de estructura. Y por encima de la infraestructura ya existente, todavía se tarda un buen número de días en implementar un nuevo servicio. En la Economía de las Ideas en la que nos encontramos, las nuevas aplicaciones nativas de la nube son las que impulsan ingresos: las aplicaciones son el negocio. Caracterizado por unas necesidades dinámicas de recursos, breves períodos de desarrollo y plazos cortos para obtener resultados, este nuevo estilo de negocio supone un reto para IT. A la vez, ésta debe mantener funcionando el negocio con las aplicaciones tradicionales mientras que respalda estas nuevas aplicaciones que van a impulsar nuevas oportunidades de negocio y de ingresos.
La infraestructura debe ser el motor de la creación de valor, no un cuello de botella en el camino hacia el éxito. Lo que ha funcionado en el pasado no va a funcionar en el futuro, ya que la IT debe admitir ahora dos aplicaciones diferentes:
Los entornos tradicionales presionan a las IT para reducir los costes operativos a la vez que simultáneamente se ajustan al nuevo entorno de aplicación para aumentar la velocidad de las operaciones. Este funcionamiento “bimodal” es insostenible para la estructura tradicional de las IT, debido a su incapacidad para adaptarse instantáneamente. Para satisfacer las necesidades de ambas facetas del negocio, algunas empresas están instalando una infraestructura de IT adicional e independiente.
Se necesita una nueva arquitectura que facilite la innovación y la creación de valor para la nueva generación de aplicaciones, pero que a la vez pueda ejecutar cargas de trabajo convencionales.
La nueva infraestructura debe permitir:
El éxito de las empresas dependerá del valor que sean capaces de obtener de la información de sus clientes, y, en este mundo, el software tiene una posición privilegiada a la hora de definir cómo la IT va a transformar nuestras organizaciones. Es un mundo donde el desarrollo y la infraestructura tienen que aprender a convivir, algo que no habían hecho tradicionalmente. Y, para ello, están apareciendo nuevas aplicaciones y sistemas operativos para el centro de datos que son capaces de levantar plataformas de desarrollo de forma automática; el software se mete en contenedores y se despliega automáticamente sobre la infraestructura; aparecen también sistemas para automatizar el despliegue de este software.
Este nuevo mundo necesita una infraestructura que sea rápida, ágil, dinámica y que sea capaz de componerse de forma automática. Las infraestructuras definidas por software nos van a proveer todos los elementos necesarios para que el software y la infraestructura convivan en un mundo ágil, dinámico e inmediato. Necesitamos crear en las organizaciones la plataforma digital del futuro, una plataforma que permita no solo el despliegue automático y rápido de las aplicaciones, sino también poder analizar todos los datos en tiempo real a través de sistemas de Big data en un entorno de movilidad absoluta, donde tanto el software como la infraestructura sean capaces de convivir bajo un único ecosistema de despliegue.
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